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Presentación de  “Ultraderechas”

Elina Wechsler

Ultraderechas no es un libro sobre la política: es su torsión pesadillesca; es un gran intento de apalabrar como el goce se organiza como programa, como economía del odio, como gramática de la crueldad.

Parte del espanto para leer el síntoma cuando se vuelve poder. Aquí no hay nostalgia por las formas perdidas de la democracia; hay duelo por su cadáver aún caliente.

Ultraderechas es el nombre propio de una mutación que deja sin lengua a la política e intenta dejar sin sujeto al sujeto.  

Es una interrogación persistente sobre el modo en que el capitalismo neoliberal, en su fase terminal, produce sus propios monstruos como forma de continuidad. Y los produce no a pesar del discurso democrático, sino desde su interior.

Una formulación inédita del fantasma fascista alimentado por el nihilismo.  

Su originalidad radica también en la manera singular en que trama texto y escritura desde un psicoanálisis que se arriesga a lo político sin dejarse capturar por ninguna retórica militante.   

Hay otros libros sobre la ultraderecha: análisis políticos, crónicas del ascenso global del autoritarismo, estudios sociológicos sobre el resentimiento, la identidad, la posverdad. Muchos registran el síntoma, pocos lo leen. Muchos condenan, pocos se arriesgan a denunciar su insoportable malestar.  

Ultraderechas no repite esos recorridos; no ofrece datos, no organiza estadísticas, no traza genealogías ideológicas. Alemán lee el síntoma; lo interroga desde la economía libidinal que lo sostiene, desde la pulsión de muerte desatada en la psicosis social en su forma distópica.

Hay en este libro algo que no se había dicho así: la formulación inédita del malestar como régimen, del odio como contrato social, del goce como mandato estructural.

Y apuesta —incluso en este tiempo feroz— a que todavía hay algo que no se deja capturar.

«Escribir sobre la ultraderecha no es simplemente un ejercicio intelectual. Es una necesidad política». Así abre Jorge Alemán este libro que no es solo un diagnóstico, sino una advertencia, una lectura estructural del presente y un intento de pensar políticamente el malestar.

Y subraya más adelante: «El neoliberalismo no ofrece una promesa de felicidad, sino una administración de la miseria en la que cada uno debe encontrar a su propio culpable y gozar del ejercicio continuado del sadismo”

Desde la frontera del nihilismo hasta la captura del deseo por la lógica algorítmica, despliega una articulación entre Freud, Lacan y la política contemporánea para abrir la advertencia sobre un tiempo que define como posdemocrático.

Así, Ultraderechas vuelve a plantear, en otro formato y con nuevas perspectivas, la pregunta que recorre todo el pensamiento de Alemán: ¿Cómo resistir el discurso del capital sin nostalgia ni melancolía, sin renunciar a una práctica política transformadora?

Parte de una hipótesis: la ultraderecha no es una anomalía, es el reverso lógico del neoliberalismo; un mapa político del modo en que la Historia ha devenido una maquinaria de devastación subjetiva.

Por eso su escritura, desarmada, fragmentaria, herida, da forma al desastre. Ya es su estilo valerse de entradas breves; se trata de un modo de pensar y escribir que interrumpe el relato continuo del sentido. Cada texto marca y corta, no se permite el lujo de la demora. Condensación estilística donde se juega el acto político de su pensamiento.

Las entradas no organizan respuestas; describen cómo el neoliberalismo, en su fase cínica, delega en la ultraderecha la gestión del goce obsceno, del sadismo como pulsión privilegiada, de la soledad como espectáculo.  

Advertencia en la cual Alemán viene insistiendo desde hace años, antes incluso de que el mundo fuera capturado, y ahora ha convertido en libro necesario. 

La segunda parte retoma el hilo, pero desplaza el registro. Si la primera da cuenta de un presente desgarrado, la segunda lo hace desde una lógica atemporal.   

Vuelve a convocar a Freud, a Lacan, a Heiddeger, a muchos otros pensadores, no como autores de biblioteca, sino como aliados estratégicos para elaborar la nueva forma del malestar en la cultura.

Despliega tres conferencias que funcionan como ejes teóricos de la primera parte: la infinitud de la ley, el ateísmo difícil, la Inteligencia artificial: el algoritmo que no puede soñar.

Allí, Kafka se convierte en figura central, como lector de una legalidad infinita que no organiza ni protege, sino que culpa sin descanso. En este análisis, la ley kafkiana anticipa el reverso del Estado de derecho.

En este punto, Ultraderechas articula un giro inquietante: se trata de entender cómo se goza con la ley. Cómo el sujeto neoliberal ha interiorizado un mandato de castigo. Kafka, entonces, no es aquí solo clave literaria: muestra cómo se goza en la sumisión, en la deuda, en el rendimiento siempre en falta.

Y aun más inquietante resulta una metáfora inédita propuesta por Alemán luego de un recorrido minucioso por el dios de la Biblia, el de los filósofos, el de los poetas: Cristo no deja de sangrar; este no – todo muere, no – todo es matable, es el núcleo – propone – de todas las lógicas emancipatorias.    

En sus palabras:

«Pensar cómo salir de este tiempo, cómo sostener un deseo que no quede capturado por la lógica del goce mortífero».


OpenEdition le sugiere que cite este post de la siguiente manera:
#LacanEmancipa (12 de junio de 2025). Presentación de  “Ultraderechas”. #Lacanemancipa Revista de la izquierda lacaniana. Recuperado 10 de noviembre de 2025 de https://doi.org/10.58079/14472


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